La agricultura es un oficio que demanda conocimiento técnico, y cuyo motor son valores de persistencia y fe. Persistencia para aprender de los errores cometidos el ciclo anterior, para no desmayar ante escenarios cambiantes, y fe en que tendremos un futuro mejor para nuestra familia y nuestro país. Con esos mismos valores asumí el encargo del Ministerio de Agricultura y Ganadería, plenamente convencido que, para consolidar al campo como un sector estratégico para la economía del Ecuador, no basta solo con darle una mirada de manera metafórica;
por el contrario, al campo hay que vivirlo, sentirlo, tanto en las manos que trabajan, en los pies que lo recorren, pero por sobretodo en el pecho y en el corazón que sufre, ríe y ama esta tierra.